De este lado de las palabras, al otro lado de las novelas, en el mundo ficticio de los personajes.
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martes, 11 de octubre de 2011

El espejo.

Siempre me ha gustado escribir, cuentos, novelas, descripciones... cualquier cosa, por eso una de las cosas que me gustaría hacer, es colgar mis relatos, así que, ahí va uno. El espejo es un relato más o menos de terror, no sabría decir si es bueno o decepcionante, pero en fin, os lo dejo de todas formas:

El espejo.

Desde el primer momento desde el comienzo de sus vacaciones, había sentido algo extraño en su nueva casa. Aún no había bajado todas sus cosas de la furgoneta cuando le pareció sentir algo que le rozaba al entrar. Como era de esperar nunca prestó atención a aquello, jamás habría tenido miedo en su propia casa de algo imaginario.
Era todo un hombre, había viajado y visto mundo, trabajado para una empresa en busca de terrenos que pudiese comprar y aprovechar de la mejor manera posible. Ahora tenía por delante un mes completo descansando en su nueva casa, amplia y de piedra, como las que construían antes, con dos plantas y una instalación eléctrica que dejaba mucho que desear, sin embargo era su casa y ahora estaba en ella.
Apenas había vecinos, era uno de esos pueblos perdidos en los que todos conocían a todos y la gente se saludaba por la calle cada vez que se cruzaba, le gustaba todo eso, siempre le había atraído.
Dedicaba los días a cuidar de un pequeño corral en el que había varias plantas sembradas, algunas que él no había visto nunca pero eran realmente hermosas. Flores que alguien había sembrado allí, parecidas a la dalia pero con un colorido magistral en sus tallos, algo que nunca vio antes.
La casa de sus sueños era realmente perfecta a pesar de las constantes peleas con el calentador del agua, además la instalación eléctrica impedía tener conectado el ordenador y al mismo tiempo el frigorífico, pues saltaban los plomos. Aún así pasaba demasiado tiempo fuera, y sólo estaría allí durante más de una semana aquél mes. Quería descansar de tanto viaje, harto de largas colas en los aeropuertos, despertar al aterrizar y comida precalentada. Se sentía como si realmente no tuviese una vida propia, siempre de uno a otro lado.
Todo parecía perfecto, sin embargo desde que llegó a la casa, empezó a sentir que el sueño no le llegaba. Las noches las pasaba tumbado, leyendo alguna de esas muchas novelas que siempre había querido leer, achacando su insomnio a estar acostumbrado al ajetreo.
Durante la noche del quinto día, dejó el libro a un lado, sobre la mesilla de noche. Afuera hacía viento y estaba despejado, podía verlo por la ventana. Tenía la habitación en la planta de arriba, sin embargo el baño estaba debajo. Sin pereza alguna encendió la luz del pasillo y se dispuso a bajar las escaleras.
Un escalofrío le recorrió la espalda y se detuvo, sorprendido, ante aquella sensación extraña. Alguna ventana debía estar abierta abajo y hacer corriente, cualquier cosa podía ser.
Bajó con la sensación de nerviosismo las escaleras, intentando centrarse, no entendía qué le estaba pasando. Orinó sin dejar de mirar a su espalda y se acercó al lavabo para lavarse las manos. Vio su propio reflejo en el espejo que había ante él, sobre el lavabo, y sintió algo extraño mientras veía sus ojos al otro lado del cristal. Le pareció ver una sonrisa en aquellos labios del reflejo, pero no había sonreído. Cerró el grifo y se apartó del espejo, mirando este como si esperaba ver su reflejo aún, observándole desde el otro lado con vida propia.
Algo en su interior le instaba a no dar la espalda al espejo, pero se giró para salir de allí y sintió de nuevo un escalofrío, se giró sin ver nada.
Escenas como aquella se repitieron durante las noches siguientes, noches de insomnio, nerviosismo, miedo…, algo estaba pasándole, la falta de sueño le jugaba malas pasadas, creía oír su nombre, resonando entre las paredes del piso bajo, oía llantos y ruidos, siempre abajo, hasta que despertaba, o eso creía él, porque nunca lograba dormir.
Tras una semana estaba hecho polvo, su aspecto impecable de relaciones públicas se había perdido en el asomo de descuidada barba y ojos surcados por profundas ojeras. No encontraba placer ya en la lectura y las bonitas plantas del corral estaban marchitas, además empezaba a perder la cabeza. No recordaba haber dejado la nevera abierta, creía haber hecho la cama y se dejaba la puerta que daba al corral, abierta, el viento la hacía dar portazos de noche y tenía que bajar a cerrar por la noche.
Nervioso, dio la vuelta al espejo y lo miró fijo, por detrás estaba sucio, manchas por la humedad. Suspiró con cierto alivio y orinó en paz, luego se acercó al lavabo y se quiso lavar las manos, pero se quedó helado. Su reflejo le volvía a sonreír desde el espejo.
Un paso atrás y negó lentamente, su reflejo también lo hizo.
-¡¿Quién anda ahí?!
Sabía que no se oiría respuesta alguna, no había nadie en la casa aunque deseaba que todo fuese una broma de mal gusto. Tal vez no había dado la vuelta al espejo, tal vez…
Quedó quieto una vez más, el reflejo tenía una mirada tranquila, y la sonrisa en sus labios, no contrastaba para nada con su aterrado rostro.
O se estaba volviendo loco o algo muy extraño pasaba en aquella casa.
Los sonidos que oía por la noche se hicieron más insistentes, colocó un cubo junto a su cama para no tener que bajar en medio de la noche, intentó ignorar los portazos y el frío. Hasta que una noche, medio dormido, oyó un crujido. La puerta de su habitación se había abierto lentamente.
Su respiración se aceleraba, cada segundo que pasaba con la cabeza hundida en la almohada era un infierno, escuchando aquellos sonidos tras él. Todo aquello no tenía sentido, no podía haber nada allí.
Se giró lentamente y su corazón a punto estuvo de pararse. La puerta estaba abierta, pero no del todo, y por la rendija que quedaba podía ver que unos ojos parecidos a los suyos le devolvían la mirada.
Fingió estar dormido mientras los latidos de su corazón le atemorizaban y le torturaban los escalofríos en su espalda.
El amanecer llegó y temblaba aún, pero se giró. La puerta seguía igual, no había ojos allí. El sol entraba por la ventana para iluminar algo en el suelo. El espejo del baño, un espejo redondo que comprase en una tienda por poco precio, estaba ante él, tirado.
Lo sacó al corral con el reflejo hacia abajo, temiendo ver algo que no quería. Abrió un hoyo entre las dalias marchitas y lo metió. Sujetó la pala y le propinó un fuerte golpe. El cristal saltó, pero él ya estaba cubriendo con tierra los restos.
Pudo dormir por fin aquella noche, sin embargo volvió a despertarse para ir al baño. Durante las cinco horas de sueño pasadas se sentía como nuevo, alegre por fin cuando abrió la puerta de la habitación para ir al baño.
El alma le cayó a los pies cuando descubrió el espejo en medio del aire a la altura de sus ojos con el burlón reflejo riéndose de él. Unos instantes pasó inmóvil hasta que entró y cerró de un portazo. Su corazón botaba y el miedo se adueñó de él. Corrió a la cama y se tumbó, entonces descubrió que su vejiga se había vaciado en su pijama, mojándole entero.
Cuando se hizo de día, armado de valor, abrió la puerta para encontrar el espejo en el suelo, como si fuese el regalo de un macabro gato, aunque él prefería encontrar ratones muertos.
Durante otros dos días de insomnio encontró el espejo, y la puerta entreabierta. Puso un candado pero la puerta seguía abriéndose como si nada.
Aquella tarde, metiendo sus pertenencias de nuevo en la furgoneta de mudanza, cerró la puerta del baño decidido a abandonar el espejo allí. La última caja la guardó y sonrió por primera vez en mucho tiempo, iba a cerrar la puerta cuando vio un destello sobre las cajas del fondo, como si de una burla macabra se tratase, una voz resonó junto a su oído con tono burlón, una voz que le heló la sangre.
-Tranquilo, el espejo lo llevo yo.

8 comentarios:

  1. ¡Jolín! ¡Qué mal rollo! Ahora me lo estoy imaginando con el espejo a cuestas toda la vida y con una cara de echo polvo,... ¡A ver si te animas a seguir un poquito más el relato y nos descubres cómo se libra de él! ¿O acaso el espejo se libra del personaje? ¡Qué bien este nuevo blog! ¡Me gusta leer relatos!
    ¡Un abrazo!

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  2. Me gustan los relatos, me gusta el terror, y me ha encantado la última frase. Pero no entiendo por qué a un hombre aparentemente bueno le pasa algo terrible sin un motivo, y eso es lo que echo a faltar en tu relato, un motivo, una explicación.
    Verás, o el tipo era un cabrón que se merecía ser atormentado por sus propios remordimientos (de ahí que el fantasma o lo que sea se manifieste por medio del espejo), o la casa tiene una historia que deberías contar aunque sea por encima, o el espejo, la tienda en que fue comprado y/o el momento de la compra marcaron al protagonista de algún modo. Podría haber más motivos, yo contemplo esos tres.
    El terror mola, claro! pero no un terror gratuito, no sin un motivo; no, no, después de veintimuchos años leyendo terror, necesito un motivo para disfrutar del relato, para decidir si siento pena por el protagonista o si sufro con él o si se lo merecía el muy malvado.
    Pedías opinión y te he dado la mía.
    Ahora tú debes darme otro relato, funciona así, ¿no?
    Ah, he votado me gusta allí arriba, en reacciones. Por si después de haber leído mi comentario te quedaban dudas.
    Besos, niño!!

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  3. Lo he leído con el regustillo de ya conocerlo y aún así, cuando llego al final, suelto el aire de golpe. Sobre el porqué de la historia, yo siempre me he inclinado por la locura del personaje, un ser bipolar. Un hombre con dos personalidades, que descubre que el miedo es real cuando se da cuenta que no importa si huye o no, que su "acosador" irá donde él vaya.
    Esta es mi interpretación, y seguro que está a años luz de como tú concebiste la historia!! XDD
    Me alegro de esta iniciativa. Escribes bien, Juan, y tus relatos son geniales!!
    Un beso!!

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  4. Gracias a las tres por vuestra visita y comentarios, siempre es un placer escribir para que te digan esas cosas.
    Sobre el motivo, he escrito al menos tres cuentos de terror con espejos entre los elementos principales, no es que el tío sea un cabrón, sino porque entra en el peor lugar en el peor momento, pero ya que lo pides, y lo mereces, a ver si me pongo con un cuento explicación sobre todo lo que pasa con ese espejo y lo subo.
    Eso sí, hay sangre, entrañas y culos por todas partes (me encanta esa frase).
    En otro cuento uso el mismo espejo, un espejo que había en mi casa y me daba un mal rollo impresionante, aunque en ese otro cuento, el espejo no es partícipe de la escena salvo que lo usa la muerte para pasar a nuestro mundo.
    Saludos y gracias por comentar, me habéis alegrado la mañana xD.

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  5. Enhorabuena, JJ. Me has puesto los pelos como escarpías! Me encantan las historias de terror, aunque últimamente encuentro pocas que me sorprendan (está muy trillado el campo, supongo) y tú me has sorprendido...
    La historia tiene una narración ligera, muy cinematográfica, tanto que me sentía como si estuviese allí parada viéndolo todo. El ritmo es perfecto para la trama y consigues ir aumentando la tensión y el misterios con cada nuevo párrafo...una pasada.
    En algo voy a estar en desacuerdo con Bea (te sigo queriendo, preciosa :P). No creo que sea necesario un por qué. Las cosas malas no les suceden sólo a la gente mala y los fantasmas no sólo atormentan a gente que lo merezca. leer una historia en la que un espíritu atormente hasta la locura a un malvado...yo me pongo del lado del espíritu. ¡Qué le den al tío!
    Lo que impacta es leer una historia en la que le pasan cosas horribles a gente aparentemente normal, ni muy buena ni muy mala... ¿por qué? Pues porque nos identificamos mejor con el personaje y conseguimos crear similitudes entre el terror que está pasando y las injusticias que hemos vivido, esto hace que la historia se viva con más fuerza y que se produzca una catarsis o liberación. Pero...cada uno llega a ese punto como bien puede, desde luego. :D
    Después de esto también tengo que decir que, si me pones otro relato sobre esto, lo leeré sin dudarlo y con gusto, porque me he quedado con la intriga de qué cojones le pasará después xD
    Por último, creo que me quedo con la frase que cierra el relato. Una combinación de terror e ironía que me ha dejado pasmada.
    Mi más sincera enhorabuena y espero leer más relatos tuyos (ya era hora, la verdad xD).
    Un besazo y gracias por alegrarme el desayuno (como siempre, por otro lado :P)

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  6. Gracias, Enone, por esas palabras que me han arrancado una sonrisa xD. Lo que pasa después, la verdad es que no sé, suelo cometer fallos impresionantes al hacer finales, pero lo que pasó antes... de eso sí que puedo escribir (y lo haré, se lo he dicho a Bea). Me gustan las historias en las que no se explica todo, como bien dices, no siempre a la gente mala le pasan cosas buenas, a veces es, pura y llanamente, estar en el lugar equivocado en el momento más inapropiado.
    Pero bien es cierto que, para este tipo de fenómenos, lo normal es que haya un detonante, puede ser la propia casa o el visitante (en este caso, el propio espejo), a todos nos gusta leer la historia truculenta de una casa en la que suceden cosas extrañas.
    En fin, muchas gracias por pasarte y otro besazo para tí xD.

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  7. Qué mal rollo!!!
    A mí según que espejos, no sé por qué, ya me producen "respeto"; y ya lo de la frase final ha sido para rematarlo...
    Muy bueno JJ, no te deja indiferente!!!

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  8. Gracias por pasarte y comentar, la verdad es que en casa tenía un espejo en el salón que, cuando iba al baño de noche, por su posición y forma, te hacía mirarlo con respeto xD.

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